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Vínculos Madre e Hijo ¿Por qué los hijos somatizan el estrés de sus madres?

  • Foto del escritor: Romina Clemente
    Romina Clemente
  • 12 abr 2017
  • 10 Min. de lectura

Vínculos Madre e Hijo ¿Por qué los hijos somatizan el estrés de sus madres?

Escrito por Carme Arrufat - www.carmearrufat.com

¿Te has dado cuenta de que cuanto mayor te haces, más te pareces a tu madre?

¿Te acuerdas que te habías prometido no repetir ciertas conductas de mamá y en cambio, ahora te ves como un clon suyo?

En este post quiero mostrarte los vínculos madre e hijo que se forman desde unos meses antes de la gestación, cuando la mamá está deseando o temiendo quedarse embarazada. Vínculos que se tejen a lo largo de todo el embarazo y que perduran después, para bien y para mal.

Vamos a jugar a lo siguiente: te voy a hablar como si tú fueras el protagonista de esta historia, o sea, el embrión, el feto, el bebé y más adelante el niño/a. Y te invito a que tú sientas lo que te voy proponiendo. También voy a usar el masculino y el femenino indistintamente, un poco de cada, según me venga (la norma del masculino genérico ya debería estar derogada).

El vínculo madre e hijo es tan potente, que vivimos las emociones de mamá.

Desde el vientre materno captas las emociones de tu madre. Cada emoción genera una sustancia neuro-bioquímica-hormonal determinada, que se vierte en el torrente sanguíneo de tu madre y que va a regar todos sus órganos y su cuerpo. Por lo tanto va a regar tu organismo (recuerda que ahora mismo eres un pequeño feto).

Si cuando estás en el útero materno, tu madre se siente feliz, si siente amor por ti, si te espera con ilusión, las sustancias bioquímicas y hormonales producidas van a generar en ti sensaciones de seguridad y de placer. Si tu madre se siente asustada, triste, enojada, preocupada o angustiada, vas a sentir miedo y desconfianza. Y así se teje el vínculo madre e hijo.

Estas sustancias neuro-bioquímicas-hormonales segregadas por mamá, generan adicción. Así pues, si tu madre tenía una tendencia a determinadas emociones, vas a nacer adicta a ellas. Después de nacer, tendrás tendencia a repetir estos patrones para conseguir generar las sustancias a las que estás acostumbrada.

Tu personalidad tendrá una predisposición u otra según si la actitud de tu madre es acogedora o de rechazo hacia ti.

Cuando estás en el vientre materno esperas que el mundo exterior sea igual a lo que ya conoces dentro de tu madre. Y eso crea una tendencia hacia la seguridad o inseguridad, hacia a la introversión o extroversión.

Las emociones "negativas" ocasionales de tu madre no te afectan de forma peligrosa. Otra cosa es si has sido rechazado por tu madre, porque ella no deseaba este embarazo y lo vivió como un fastidio o una condena. Eso te va a resonar de forma directa.

Durante el nacimiento: ¿Cómo te afecta nacer?

El modo y manera en la que naces es también un factor determinante en tu personalidad y en cómo vas a percibir el mundo.

Para tu supervivencia es básico estar bien cuidado, atendido y amado.

Está claro que en el mismo acto, mamá y tú tenéis papeles distintos. Ella tiene que parir, alumbrar, dar a luz; y tú tienes que nacer. Son dos funciones distintas dentro de la misma obra. Dos funciones que contribuyen a tejer ese vínculo madre e hijo dejando una impronta relevante.

También las vivencias son distintas. Ella ya lleva años en este mundo y está acostumbrada a la luz, al aire y al ruido. Tú has estado 9 meses en un útero sin luz, flotando en agua y con los sonidos que te llegan del exterior muy amortiguados. Para ti es todo nuevo.

La Primera Impronta.

La manera de nacer deja ya la primera impronta en ti por lo que respecta a la vida física. En esta experiencia vas a registrar un primer aprendizaje de cómo es la vida extrauterina.

No es lo mismo nacer atravesando el canal uterino, empujando, mientras mamá empuja también, (un buen trabajo en equipo bien coordinado), que esperar tumbada a que llegue el médico con el bisturí, practique una cesárea a una mamá anestesiada, con lo cual tú también lo estás y que te saquen en volandas como si fueras la reina del mambo. Así, facilito, sin empujar nada.

Es una primera experiencia en la que ya te queda algo registrado: para conseguir algo hay que empujar, o bien, tú no tienes que hacer nada, siempre llega alguien que te saca de las situaciones.

En el caso de los fórceps, sería a medio camino… es como cuando estás cansada y ya no puedes más, cuando parece que tus esfuerzos no están dando frutos, llega alguien con las palas y tira de ti.

Pero esto tiene la consecuencia de que no te puedes colgar la medalla: te han acabado rescatando. Y en la vida puede que mires a los demás, esperando a ver quién te va a rescatar de cada situación complicada.

La forma y manera en que naciste es tu primera impronta en el mundo, y esto marca tu #vida.…CLIC PARA TUITEAR

Después de nacer: Vínculos con mamá.

Aunque no recuerdes algunas situaciones concretas, eso no significa que no estén presentes dentro de ti. De hecho pueden resonar emocionalmente con la situación presente en cualquier momento.

Según el vínculo que establezcas con tu madre, vas a desarrollar distintas sensaciones sobre ti, respecto a los demás y respecto al mundo. La relación con tu madre va a producir que te puedas abrir al mundo y a los demás, o que no puedas hacerlo.

La relación con tu madre en tus primeros meses de vida sentará las bases de cómo te comportarás en tus relaciones a lo largo de tu vida.

Amor, cuidado y protección es lo que nos tiene que proporcionar nuestra madre y lo que necesitas tú cuando eres una criatura tan frágil como un bebé, para desarrollarte adecuadamente. Eso va a crear un vínculo seguro y va a ayudarte a construir tu personalidad desde la confianza.

Si tus necesidades de seguridad, protección, cuidados y cariño no fueron satisfechas, puede que al nacer el contacto sea para ti algo complicado.

Vincularse es una necesidad biológica de supervivencia. Si un bebé no puede vincularse a una persona, lo hará a animales u objetos; o se dividirá en múltiples personalidades internas para no sentirse solo. ¿Has oído hablar de los amigos imaginarios? Puede que incluso hayas tenido alguno…

En tus relaciones futuras vas a reproducir el tipo de apego que tuviste con tus padres. Para transformarlo en un apego sano y seguro, primero debes ser consciente de él, y luego lo puedes ir trabajando.

En tus primeros meses la comunicación se establece a través de las emociones y del movimiento, con la finalidad de atraer a mamá.

Experimentos en Orfanatos Rusos.

Distintos experimentos en orfanatos rusos arrojaron una visión de la importancia de las caricias y el afecto para el buen desarrollo del bebé, incluso para la conservación de la vida.

Se dividió a los bebés del orfanato en dos grupos. A todos se les practicaban los cuidados básicos de manera idéntica: se les alimentaba y se les limpiaba del mismo modo.

Se pidió a los cuidadores que expresaran muestras de afecto hacia los bebés del grupo 1, mientras que a los del grupo 2 no se les mostró afecto. La tasa de supervivencia era totalmente distinta y mucho más alta en el grupo de los bebés que recibieron afecto.

La prueba del algodón: ¿Por qué somatizamos las angustias de mamá, aún después de nacer?

Experimento ADN y Emociones.

Voy a contarte un experimento con el ADN que prueba la relación de éste con las emociones que fue llevado a cabo por militares rusos.

Este experimento, junto con otros más, fueron reportados por Gregg Braden en su programa titulado Sanando Corazones/Sanado Naciones. Gregg Braden empezó como científico e ingeniero antes de formularse las grandes preguntas.

Se recogió ADN de un número de donantes. Estas muestras se colocaron en una habitación equipada con un equipo de medición de los cambios eléctricos. Los donantes fueron ubicados en una habitación y sometidos a "estímulos emocionales" consistentes en vídeo clips que les generaban emociones.

El ADN fue situado en un lugar diferente al del donante, pero en el mismo edificio. Ambos, el donante y su ADN, fueron monitoreados. Cuando el donante mostraba sus altos y bajos emocionales (medidos en ondas eléctricas) el ADN expresó respuestas idénticas y al mismo tiempo. No hubo lapso de tiempo ni retraso de transmisión. Los altos y bajos del ADN coincidieron exactamente con los altos y bajos del donante.

Los militares querían saber si alejando al donante de su ADN el efecto perduraría. Realizaron varios experimentos a distintas distancias, arrojando siempre los mismos resultados. Al final, detuvieron el experimento al llegar a una separación de 80 Kilómetros entre el ADN y su donante. A esta distancia, el experimento seguía presentando los mismos resultados. Sin lapso y sin retraso de transmisión.

El ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo.

¿Qué significa esto?

Las células vivas se mantienen conectadas pese al espacio y tiempo. @CarmearrufatCLIC PARA TUITEAR

Gregg Braden dice que esto significa que las células vivas se reconocen por una forma de energía no conocida con anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni por el tiempo. Ésta no es una forma de energía localizada, es una energía que existe en todas partes y todo el tiempo.

Consecuencias de Dicho Experimento en Nuestra Vida.

Y ahora viene lo que nos ocupa. Si el ADN de una persona, aún separado de ella es capaz de resonar y de producir cambios cuando la persona siente unas emociones u otras, ¿qué nos hace pensar que no iba a ser así con las células que han estado durante nueve meses formando parte del cuerpo de la madre, aún después del nacimiento?

Cuando naces, tus células tienen memoria y siguen resonando con las emociones de tu madre, sobre todo durante los 3 primeros años. Esta conexión llega hasta los 12 o 13 años. Es un recuerdo de lo que ha sucedido durante nueve meses, mientras formabas parte de mamá.

Los cachorros de los mamíferos prefieren ponerse enfermos ellos, antes de que su mamá enferme. De las dos situaciones, la más peligrosa es que mamá esté enferma. Si mamá está enferma, nadie me va a cuidar. Conclusión: me voy a morir. Si yo estoy enferma, tengo muchas más posibilidades de sobrevivir, y mamá me cuidará.

Ante Todo, ¡Sobrevivir!

Esta misma memoria permanece en los humanos. Por eso los bebés y los niños somatizan el estrés de sus madres, hasta llegar incluso al síntoma físico. La niña que tiene dolor de barriga cada día por la mañana, no es mentira, no está haciendo cuento para poder quedarse en casa.

Cuando trabajaba en urgencias de un hospital pediátrico, llegaban niños con dolores de barriga recurrentes, y realmente su abdomen estaba duro como una tabla. Muchas veces habíamos dudado de si no sería una apendicitis. Pero la analítica y otras pruebas lo desmentían. Con lo cual, acababan volviendo a su casa. Sin solución, apenas algún paliativo.

Emociones Atrapadas.

Las emociones reprimidas se quedan atrapadas en tu organismo y pueden convertirse en dolores musculares, malestar, ansiedad, agotamiento, tristeza o cualquier otro síntoma.

Las emociones que hemos reprimido siguen activas hasta el momento en que, a causa de una situación de mucha presión, los mecanismos de control fallan y aparece una reacción fuerte, a menudo exagerada, ante una situación que puede ser nimia.

La expresión de tus emociones también vendrá condicionada por la forma en la que reaccionaron tus padres cuando las expresabas. Si ante un enfado, te echaron una bronca, lo más seguro va a ser que aprendas a ocultar tus enfados. O si se rieron de ti cuando llorabas, aprenderás a ocultar el llanto. La forma cómo aprendemos a establecer vínculos con mamá y con papá va a marcar nuestra forma de vincularnos y de relacionarnos con los demás.

La buena noticia es que gracias a la plasticidad de tu cerebro un mal apego no siempre tiene que ser determinante. Si no has tenido un buen vínculo con tu madre pero después gozas de relaciones reparadoras, a lo largo de tu vida, tu cerebro se va a transformar.

Te voy a poner algunos ejemplos de cómo sucede esto:

Ejemplo 1:

Niño de 7 años al que le hacen bulling en la escuela. La madre está preocupada y no entiende por qué le sucede esto a su hijo. Después de terminar la primera sesión, la madre me confiesa en medio de lágrimas que ella de pequeña también sufrió malos tratos familiares y escolares. Y que en estos momentos, en su vida adulta, es una mujer maltratada por su pareja. No recibe malos tratos a nivel físico pero sí a nivel psicológico: siempre le habla con menosprecio, le dice que ella no vale nada, la desacredita delante de amigos o familiares. Y ella ha terminado por invisibilizar estas conductas e irse a llorar al baño cuando las visitas se van.

Al principio inclusive lo justificaba: no es un mal hombre sólo que está bastante nervioso por su trabajo, ya lleva unos años con mucho estrés y mucha presión y, cuando llega a casa, no se le puede decir nada…

A partir de comprobar que su hijo cada vez lo pasaba peor, decidió empezar a trabajar sobre ella. Cuando se hizo consciente de todo, sintió la necesidad de no tolerar tratos de menosprecio hacia ella.

Lo cierto es que el marido había tomado una senda equivocada. Y como nadie le ponía límites, sus malas maneras se habían convertido en costumbre. Ella sabía que al plantarse podía ser que él viera que la perdería y cambiara, o que acabaran separándose.

Ella asumió las dos opciones. En este caso, su pareja tuvo algo parecido a un momento de iluminación y acabó por venir a trabajar su estrés. Así consiguió llegar a su casa y ofrecer su mejor versión a su familia, en lugar de la peor. La opción divorcio estaba presente. Y en su caso, ella tomó la decisión de no seguir en pareja, si era a costa de machacar su autoestima.

¡Ah! Y por cierto, su hijo, dejó de tener problemas en la escuela. Es un ejemplo perfecto del vínculo madre e hijo. A veces parece magia, pero creo que son las neuronas espejo y el inconsciente colectivo funcionando a la perfección.

Ejemplo 2:

Niña de 14 meses con otitis de repetición.

La madre vivía en un ambiente laboral en el que había dos personas que gritaban: una de ellas era su jefa y la otra, una compañera. Relató que “estas dos personas tenían la costumbre de hablar a voces y montar pollos por nada”.

Ella es una persona a la que no le gusta gritar y que prefiere tragarse las palabras antes que enzarzarse en una pelea. Esto no fue impedimento para que se convirtiera en el blanco de algunos momentazos de la jefa. Como era un blanco fácil, su compañera también se desahogaba con ella cuando le parecía.

Había llegado un momento en el que sentía una rabia intensa y que no podía soportar más los gritos. Y su hija hacía otitis de repetición continuadas. Al preguntarle reconoció haber registrado que algunos episodios de otitis de su hija habían coincidido con broncas en el trabajo.

Ser consciente de ello le valió para aprender a tomarse las cosas de forma distinta y empezar a poner límites a los desmanes de su jefa y de su compañera.

Y cómo es la vida que, cuando empezaba a tener el patio un poco menos agitado, le llegó la opción de trasladarse a otro departamento. La aceptó y su vida laboral pasó a ser mucho más agradable. Las otitis de su hija se acabaron. De momento han pasado ya dos años y no ha tenido ni una más.


 
 
 

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